domingo, 28 de marzo de 2010

domingo, 19 de julio de 2009

INTENCIÓN DE LA PROPUESTA

Reflexionar y lograr ejercicio de memoria sobre el episodio mas traumático de nuestra historia como república: la guerra contra el terrorismo, confrontación de carácter civil que costó la vida de 69.000 peruanos, la mayoría quechuablantes. Cabe mencionar que la “no resolución “ de este episodio trágico trae como consecuencias, en la actualidad, estallidos de violencia, signo de que los motivos que originaron la guerra, veáse olvido y exclusión, todavía se mantienen y vienen a ser las secuelas del conflicto que aún debemos vivir. Me impulsa a hacer esta reflexión la coyuntura actual. Pienso que asistimos a una repetición de la historia, fenómeno cuya explicación la encontramos en las lecciones de la historia no aprendidas, y de los motivos, métodos e incluso actores políticos.
El recrudecimiento del conflicto armado y su llegada a la capital coinciden con mi infancia y entran en mi memoria las imágenes de los medios de comunicación, que informaban pero no lograban la reacción de la sociedad. A estas sobrecogedoras imágenes se suman los apagones, los atentados y las conversaciones de los adultos que escuchábamos los menores. Los niños, al no tener las herramientas para reflexionar o explicar fenómenos del mundo de los adultos, recurre muchas veces al juego para hacerlo, o mejor dicho, manifiesta inquietudes, dudas y angustias mediante el ejercicio lúdico. Mediante el juego, el infante aprende posibles roles futuros, explica, aprende y se expresa. La guerra fue un asunto perteneciente y originario del mundo de los adultos que “invadió” este otro mundo infantil, y lo “contaminó” con la guerra. Digo contaminar porque este universo paralelo de los niños, al estar libres de las complicaciones de la adultez, podría considerarse “limpio”, si bien sabemos que los niños pueden llegara ser crueles. Entonces, sucede que los personajes de la realidad, victimas y victimarios, entraron en nuestras mentes y manifestaron su presencia en esta a través del juego. Teníamos los juegos simples, donde solo se asumían roles, y los que requerían de objetos o juguetes.
A través de las etapas que ha tenido la realización del proyecto, encontré que había otra reflexión que hacer, a propósito de la guerra vista desde la perspectiva del infante, y es ver los conflictos desde el punto de vista adulto y su incidencia en la etapa formativa de los niños. Así cerraría un circulo, pues partiría de la memoria infantil, la complementaría con la información reunida ya en la adultez y explicaría o que no pude explicar en mi niñez. Lo aprendido, además de hacer memoria y así aportar cada uno en no repetir errores, nos hará entender lo que las acciones del mundo adulto, supuestamente racional, afectan y dan forma a nuestros niños.